LA IMPORTANTE RELEVANCIA DE TENER (BUENA) MEMORIA

24/06/2025

Santander

A todos nos suena. Juntamente con «corrupción», «mordidas», «escándalo», «comisiones», «contratos» y un larguísimo etcétera, la expresión «memoria histórica» está, como diría aquella famosa modelo, «en el candelabro» desde hace ya algunos años. O lo que viene siendo lo mismo, «está de moda«. Pero, desgraciadamente, en esta España nuestra, tan igualitaria, tan solidaria, tan inclusiva, tan comprensiva, tan dada al consenso y el cierre de las heridas, tan dada a perdonar y dar segundas, terceras o decimoquintas oportunidades a diestro y siniestro, y que jamás ha estado tan dividida, tan enfrentada, tan convulsionada, jamás ha sido tan olvidadiza y tan desmemoriada, la expresión «memoria histórica» sirve, una vez más, y ya viene siendo habitual en este nuestro Gobierno actual, de arma arrojadiza a la menor ocasión, dejando a la altura del mismísimo betún la bíblica sentencia «dejad que los muertos entierren a sus muertos» (Lc. 9, 60).

La guerra civil española dejó un país devastado. Ciudades en ruinas, infraestructuras destruidas, una economía desarticulada… Pero sobre todo, y por encima de todo, dejó una profunda cicatriz social y moral. Familias destruidas, hermanos combatiendo contra hermanos, padres contra hijos, abuelos contra nieto, vecinos contra vecinos… Sin embargo, cuando la tormenta pasó, cuando los escombros, el hambre, la más absoluta necesidad asoló nuestro país, justo en medio de esa desolación, hubo incontables hombres y mujeres que, con su esfuerzo, dedicación y sacrificio, se embarcaron en la monumental tarea de reconstruir España. Sin ideologías, sin colores, sin banderas ni escalas sociales… Únicamente porque era lo que había que hacer: remangarse, doblar la espalda, arrimar el hombro… y renacer.

Reconocer esta realidad objetiva no es meramente un ejercicio de memoria histórica, sino una reafirmación de un conjunto de valores fundamentales, la constatación de que la búsqueda y la lucha por el bien común siempre suma, siempre gana, nunca resta ni pierde, y, sobre todo, una lección vital para nuestro presente y nuestro futuro.

¿Quiénes fueron estos constructores?

Fueron de todas las ideologías, aunque el discurso oficial de la época tendiera a invisibilizar a muchos. Fueron ingenieros, arquitectos, obreros, agricultores, maestros, pescadores, ganaderos, mineros, soldadores, marinos, amas de casa, funcionarios, voluntarios… Algunos lo hicieron desde posiciones de poder y dirección, otros desde el anonimato del trabajo diario, bajo condiciones a menudo extremadamente duras y con salarios ínfimos.

  • Los ingenieros y arquitectos que planificaron la reconstrucción de ciudades enteras, puentes, carreteras y vías férreas.
  • Los obreros y campesinos que, con sus propias manos, removieron escombros, levantaron muros, sembraron campos y repararon infraestructuras vitales.
  • Las mujeres que, en un país con una gran parte de su población masculina diezmada, encarcelada o exiliada, asumieron roles fundamentales en el sostenimiento de las familias y en la economía agraria e industrial.
  • Los maestros y educadores que, en medio de la precariedad, intentaron mantener viva la llama del conocimiento y la esperanza para las nuevas generaciones.
  • Los empresarios y emprendedores (dentro del contexto de la dictadura) que, con recursos limitados, impulsaron la reactivación económica.

¿Qué lección nos enseña el reconocer su labor?

  1. Es un acto de justicia histórica y dignidad: hacia quienes vivieron y trabajaron en condiciones de extrema dificultad. Reconocer su esfuerzo es dignificar sus vidas y su legado, a menudo ensombrecido por la polarización política de la época. Muchos de ellos no vieron los frutos plenos de su labor en vida. Fueron nuestros abuelos, nuestros tíos, nuestros padres…
  2. Supone poner en valor el esfuerzo y la resiliencia: su memoria es un testimonio de la increíble capacidad humana para la resiliencia y el esfuerzo colectivo frente a la adversidad más profunda. No recuerda que, incluso después de un desastre, es posible levantarse y reconstruir, ladrillo a ladrillo, con tenacidad y visión.
  3. Entender cuál es la base de nuestro presente: la España que conocemos hoy, con sus infraestructuras, sus ciudades y parte de su estructura económica y social, se asienta sobre los cimientos que estas generaciones construyeron. Ignorar su trabajo es desconocer nuestra propia historia y la base material de nuestro bienestar actual.
  4. Servir de inspiración para el futuro: para un país que enfrenta nuevos desafíos (económicos, sociales, ambientales), la historia de la posguerra nos ofrece una poderosa lección de que, a través del trabajo duro, la unidad (aunque impuesta en aquel momento) en la tarea productiva y la dedicación, se pueden superar grandes obstáculos. Nos inspira a la perseverancia y a la constancia ante las dificultades.
  5. Es la raíz de la memoria colectiva y de la reconciliación: reconocer este trabajo también contribuye a una memoria colectiva más completa y menos polarizada. Al centrarse en el acto constructivo y el esfuerzo compartido (más allá de las heridas ideológicas que tardarían décadas en sanar y, que aún hoy, no terminan de hacerlo), se puede fomentar una visión que valora la capacidad del pueblo español para sobreponerse y mirar hacia adelante.

La reconstrucción de España tras la guerra civil fue un acto de resiliencia nacional. No fue un proceso idílico. Estuvo marcado por la represión, la falta de libertades y la escasez, pero la tarea física y material fue llevada a cabo por personas que se levantaron cada día para construir.

Recordar y honrar a aquellos que reconstruyeron España es un deber moral. Es una forma de agradecer un legado tangible y de reconocer la inquebrantable voluntad de un pueblo que, a pesar de sus tragedias, siempre ha sabido levantarse y construir su futuro. Su esfuerzo es parte fundamental de nuestra identidad colectiva y un recordatorio de que, incluso en los momentos más oscuros, el trabajo y la esperanza pueden pavimentar el camino hacia una nueva era.

José Luis Tendero Ferrer

Presidente Valores Cantabria

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