¿POR QUÉ VALORES ES CADA VEZ MÁS NECESARIO?

23/06/2025
Santander

¿POR QUÉ VALORES ES CADA VEZ MÁS NECESARIO?

Vivimos un panorama político y social marcado por la polarización, la hipocresía y la desconfianza. Panorama en el cual es crucial reflexionar sobre la importancia de los valores cristianos como un pilar fundamental para la política y el desarrollo social actual. Lejos de abogar por una teocracia o por la imposición de una religión o creencia específica, se trata de reconocer que existen ciertos principios y valores que se encuentran arraigados en la tradición cristiana y que pueden, y de hecho así lo hacen, ofrecer una brújula moral y ética indispensable para un gobierno justo y una sociedad próspera.

Los valores cristianos no son exclusivos de los creyentes, sino que muchos de ellos son universales y encuentran eco en diversas filosofías y culturas. Conceptos como la dignidad de la persona humana, la justicia social, la solidaridad, el bien común, la verdad, la honestidad, la compasión y el servicio son, en esencia, inherentes al ser humano de bien. Cuando estos valores se conforman dentro de la acción política, se genera un ambiente propicio para el desarrollo integral de la sociedad.

Consideremos cómo se manifiestan estos valores en la práctica:

Dignidad del ser humano: en el corazón del mensaje cristiano está la creencia de que cada individuo es creado a imagen y semejanza de Dios, poseyendo un valor intrínseco e inalienable. En política, esto se traduce en la defensa de los derechos humanos fundamentales, la protección de los más vulnerables (niños, ancianos, enfermos, migrantes) y la promoción de políticas que permitan a cada persona alcanzar su pleno potencial, independientemente de su origen o condición.

Justicia social y solidaridad: la tradición cristiana aboga por una «opción preferencial por los pobres», no como favoritismo, sino como un llamado a asegurar que nadie quede atrás. Esto implica necesariamente luchar contra la desigualdad, promover una distribución equitativa de los recursos, garantizar el acceso a servicios básicos como la salud y la educación, y crear oportunidades de desarrollo para todos. La solidaridad nos impulsa a ver al «otro» como un hermano o hermana, y a construir comunidades donde todos se apoyen mutuamente.

Bien común: la política, en su esencia, debería buscar el bien de toda la comunidad, no solo el de una facción o un interés particular. Los valores cristianos refuerzan esta visión, invitando a los líderes a trascender las agendas partidistas y a trabajar por lo que es verdaderamente beneficioso para todos los ciudadanos. Esto requiere diálogo, consenso y una mirada a largo plazo.

Verdad y honestidad: la hipocresía y la corrupción, tan presentes en la política, son contrarias a los principios cristianos. La verdad es un valor fundamental que exige transparencia en la gestión pública, rendición de cuentas y una comunicación honesta con la ciudadanía. La honestidad implica integridad personal y un rechazo firme a cualquier forma de abuso de poder o enriquecimiento ilícito.

Compasión y servicio: Jesús enseñó que el verdadero liderazgo se encuentra en el servicio (Marcos 10:45). La compasión hacia los que sufren y la disposición a servir desinteresadamente deberían ser los motores de la acción política. Esto contrasta con la búsqueda de poder por el poder mismo, o con el uso de cargos públicos para fines egoístas.

Cuando los valores cristianos se diluyen o se ignoran en la esfera política, el resultado es predecible: una política deshumanizada, donde prevalecen los intereses individuales sobre el colectivo, la mentira sobre la verdad, y la confrontación sobre el diálogo. Los escándalos de corrupción, la polarización extrema y la falta de soluciones efectivas a los problemas reales de la gente son, en gran medida, síntomas de esta carencia de principios éticos sólidos.

Por lo tanto, la importancia de los valores cristianos en la política actual radica en su capacidad para:

Humanizar la política: recordar que el centro de toda acción política debe ser la persona humana.

Construir puentes: fomentar el diálogo, el respeto y la búsqueda de consensos sobre intereses partidistas.

Combatir la corrupción: promover la transparencia, la integridad y la rendición de cuentas como pilares de la gestión pública.

Inspirar el servicio: motivar a los líderes a actuar por el bien común y no por ambiciones personales.

Generar esperanza: Ofrecer una visión de una sociedad más justa y solidaria, donde la ética guíe las decisiones.

No se trata de imponer dogmas religiosos, sino de reconocer que estos valores, que han moldeado la civilización occidental, son esenciales para el buen gobierno y para la construcción de una sociedad donde prevalezcan la justicia, la libertad y la dignidad. La política actual necesita urgentemente de una revitalización ética, y los valores cristianos ofrecen una fuente rica y profunda para esta renovación.

José Luis Tendero Ferrer
Presidente Valores Cantabria.

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